27.2.12

En un país multicolor...

Hola a tod@s, como siempre, espero que estéis genial.
En el post de hoy quiero hablaros de los jabones hechos con productos apícolas, es decir, miel y cera.
La miel es un producto maravilloso con una propiedades tanto nutritivas como terapéuticas increíbles, es antimicrobiana, antiséptica, es cicatrizante, suavizante, emoliente, ayuda a la reparación de la piel en caso de quemaduras y un largo etcétera.


Parte de estas propiedades van a pasar a nuestros jabones; un jabón de miel va a ser suave, cremoso, nos va a hidratar la piel debido a sus propiedades emolientes, y es ideal (como todos los jabones, pero estos especialmente más) a la hora de limpiarnos la piel, o si tenemos alguna herida que nis hayamos hecho, nos la va a limpiar en profundidad, por otra parte, los jabones de miel tardan más en trazar y en endurecer, y si añadimos demasiada puede que no endurezcan como es debido, afortunadamente, la solución la tenemos dentro del mismo panal, la cera de abejas. La cera es un producto barato si la compramos directamente del apicultor o en sitios como casa Pajuelo en Madrid (en la calle atocha 95), y es barato aparte de por el precio por lo que cunde, con una pequeña cantidad vamos a tener suficiente para nuestro jabón, la cera nos va a ayudar en el proceso de saponificación y endurecimiento del jabón y también va a darnos propiedades hidratantes e  incluso como exfoliante suave.

Ahora bien, tanto la miel como la cera son productos que tienden a solidificar, en verano no tendremos problema alguno con la miel, sin embargo, en invierno puede llegar a cristalizar y solidificar, en este caso tendremos que calentarla al baño maría, simple y eficaz, pero tendremos que procurar apartar la cantidad de miel que vayamos a usar, puesto que la miel al calentarse va perdiendo propiedades, sobre todo las alimenticias, con lo cual podemos, en un descuido estropear una buena cantidad de miel por usar un par de cucharadas soperas. En cuanto a la cera tendremos que derretirla al baño maría en cualquier estación del año, y, si la compramos en bruto, es decir con impurezas, tendremos que colarla antes de añadirla al jabón.
Cualquiera de estos ingredientes los añadiremos cuando el jabón ya esté a puntito para verter en el molde, yo añado primero la miel y la mezclo bien y después, con cuidado de no quemarme, la cera.
¿Problemas? pues uno y tampoco es tal, y es que la cera funde a altas temperaturas (en torno a los 60ºC o 65ºC) y nuestra mezcla no está a tan alta temperatura (unos 30ºC o 40ºC) por lo que al añadirla a nuestro jabón solidificará al instante (la cera) debido al cambio de temperatura, mi consejo es añadirla poco a poco en vez de toda a la vez, y luego batir nuestra mezcla lo más rápido que podamos con la batidora sin ponerlo todo perdido de salpicaduras, de este modo la cera se mezclará y la que no mezcle formará bolitas que serán las que nos ayuden a exfoliar suavemente la piel. Unos 20 gramos de cera están bien para un kilo de aceite, pero como siempre os digo, eso va al gusto de cada uno, lo importante es que experimentéis y hagáis el jabón que os guste, en cuanto a la miel, la verdad es que no la he pesado nunca (lo siento), pero un par de cucharadas soperas para un kilo de aceite es lo que suelo usar, pero el consejo que os he dado con la cera se aplica igual con la miel, echad la que os dicte vuestra experiencia y vuestro gusto, siempre con cuidado de no añadir en exceso, ya que, como dije antes, la miel no favorece el endurecimiento del jabón, más bien al revés.

Pues esto es todo por hoy, espero que os haya resultado un post atractivo a la par que edificante, un abrazo enorme a tod@s y hasta la próxima.

1 comentario:


  1. que chulos yo lo voy a intentar, muchass gracias

    .http://jabonesartesanosdeaceite.blogspot.com.es/

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